miércoles, 18 de diciembre de 2019

(29) Personajes Fenicios: La Diosa Tanit


Cartagineses en Ibiza - Eivissa

Tanit fue la diosa más importante de la mitología cartaginesa, la consorte de Baal y patrona de Cartago. Era equivalente a la diosa fenicia Astarté; también fue una deidad bereber. Fue la diosa de Ibiza (Islas Baleares, España).
El culto a Tanit comenzó a cobrar importancia a partir del siglo V a. C., y estaba asociado con la Luna y la fertilidad. Hay indicios de que iba acompañado de ritos con sacrificio de niños, pero esta creencia pudiera ser fruto de la política de descrédito romana.

A partir del siglo V a. C., Tanit se convierte en la diosa principal del panteón de Cartago, sustituyendo a su predecesora. En la epigrafía a menudo aparece denominada Tnt pn B’l (Tanit faz de Baal), siendo, pues, una manifestación, o incluso la divinidad paredra, del dios Baal, aunque con el tiempo acabará apareciendo sola en las inscripciones. A partir del 400 a. C., su culto está documentado en muchos lugares mediterráneos: Sidón en el Líbano; Kition en Chipre; Thinissut, Hadrumentum y Constantina en el Norte de África; Tharros, Sulcis y Nora en Cerdeña; Cova Des Culleram en Ibiza; Tossal de la Cala en Benidorm y Lilibeo y Palermo en Sicilia. Su grafía en púnico es Tnt, dado que las lenguas semitas se escriben sin vocales.



El culto a Tanit se mantuvo fuertemente arraigado en la isla de Ibiza, donde la diosa fue adorada hasta la cristianización, en el siglo II. En Ibiza es donde más estatuas de la diosa se han encontrado, la más conocida de las cuales es la de la Cova Des Culleram, en Sant Vicent de sa Cala.

Los fenicios llevaron su culto antes del año 654 aC en su camino hacia Gadir, la actual Cádiz. Ibiza era un buen sitio para fondear las naves, por lo que colonos procedentes de Gadir se establecieron y generaron una economía propia que comerciaba con los pueblos de la costa peninsular cercana.

En 1907 se descubrió el santuario rupestre Culleram, donde los fieles depositaban terracotas votivas a Tanit y otras divinidades y le hacían sacrificios de animales. Las terracotas estaban pintadas y representaban un busto alado de la diosa delimitado por flores de loto, un disco solar o una media luna.



El culto a Tanit se extendió más allá del ámbito mediterráneo y llegó incluso a las islas Canarias (de hecho, los aborígenes de estas islas, llamados comúnmente como guanches eran de origen bereber). La actual religión neopagana llamada Iglesia del Pueblo Guanche, utiliza el símbolo de la diosa Tanit para representar este nuevo culto. Esto es debido a que sus fieles creen en el concepto de la Diosa Madre venerada a través de los siglos y con diferentes nombres. Tanit también está incluida en este culto, pues representa para esta religión (al igual que todas las demás diosas) una advocación de la diosa guanche Chaxiraxi que era venerada en la isla de Tenerife. Tampoco se descarta la posibilidad de que la diosa Chaxiraxi fuera de hecho la propia diosa Tanit con distinto nombre y atributos debido al citado origen bereber de los antiguos aborígenes canarios.

Su símbolo era una circunferencia sobre un trazo horizontal y un triángulo o "V" invertida. Inicialmente, el triángulo era un trapecio. Algunos estudiosos lo asocian con el símbolo Anj del Antiguo Egipto.



En el sur de la península ibérica, en Málaga, en la desembocadura del río Guadalhorce, en el paraje conocido como Cerro del Villar apareció un poblado fenicio y entre sus enseres y ajuares una Tanit en bastante buen estado de conservación.

La cueva de es Culleram

En el interior de esta cueva se sitúa un santuario donde los fenicios acudían a venerar y adorar a la diosa Tanit. Esta cueva natural posee varias salas que podremos recorrer e investigar cada recoveco.



Podemos encontrar esta maravilla de la naturaleza en el municipio de Sant Joan de Labritja a un kilómetro de la conocida Cala de San Vicente. Para llegar hasta ella tan sólo tenemos que estar atentos a la señal que está junto a la carretera que va a San Juan. Debemos tener en cuenta que una parte del recorrido tan sólo se puede realizar a pie, pero a cambio las vistas desde el mirador cercano a la cueva son espectaculares.

Fuentes: Wikipedia, Afm Elierf, Turismo de Sant Joan de Labritja
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(28) Personajes Fenicios: Dido


Dido, fundadora y primera reina de Cartago

En fuentes griegas y romanas, Dido o Elisa de Tiro (en fenicio Eliša, ‘Išt) aparece como la fundadora y primera reina de Cartago, en el actual Túnez. Su fama se debe principalmente al relato incluido en la Eneida del poeta romano Virgilio.

Era hija del rey de Tiro, Matán I, Dido tenía dos hermanos: Pigmalión, (forma griega del fenicio Pu'mayyaton ) quien heredó el trono de Tiro, y la pequeña Ana.

Dido en las fuentes clásicas

Siqueo (o Acerbas), sacerdote del templo de Melkart en Tiro (divinidad identificada con Heracles/Hércules por griegos y romanos), poseía vastos tesoros escondidos. Pigmalión los codiciaba, y para saber su paradero obligó a su hermana Elisa a casarse con Siqueo sin revelarle el interés oculto en ese matrimonio. Elisa no amaba a Siqueo, aunque este a ella sí. Un tiempo después, Pigmalión le comentó a su hermana que sería conveniente saber dónde se escondían las riquezas de Siqueo. Entendiendo que había sido utilizada, Elisa averiguó dónde estaban escondidas pero sin contar la verdad a su hermano. Los tesoros habían sido enterrados en el jardín del templo, y Elisa le dijo a Pigmalión que se hallaban ocultos debajo del altar. Esa misma noche, Pigmalión envió unos sicarios a matar a Siqueo. Tras llevarlo a cabo, los esbirros cavaron inútilmente una fosa bajo el altar. Elisa encontró a su marido asesinado y corrió a desenterrar el tesoro del jardín. Con él en su poder, huyó de Tiro llevándose a su hermana Ana y un séquito de doncellas, ayudada por amigos de Siqueo.


Elisa llegó a las costas de África, donde vivían los gétulos o getulos, una tribu de libios cuyo rey era Jarbas. Pidió hospitalidad y un trozo de tierra para instalarse en ella con su séquito. Jarbas le expuso que le daría tanta tierra como ella pudiera abarcar con una piel de buey. Elisa, a fin de que la piel abarcara la máxima tierra posible, la hizo cortar en finas tiras y así consiguió circunscribir un extenso perímetro. Tras esto hizo erigir una fortaleza llamada Birsa, que más tarde se convirtió en la ciudad de Cartago o Qart-Hadašh (que en fenicio significaba "Ciudad Nueva"), sobre un promontorio existente entre el lago de Túnez y la laguna Sebkah er-Riana, que desembocaba en mar abierto. Instaurada como soberana de la ciudadela, recibió de los indígenas el nombre de Dido.

Amor de Dido y Eneas

Según la Eneida de Virgilio, los troyanos, huyendo de su ciudad destruida, llegan a Cartago desviados de su rumbo hacia Italia a causa de la tempestad provocada por la diosa Juno. Allí los recibe Dido, a quien el caudillo Eneas solicita hospitalidad. Venus –madre del héroe–, para que esta acceda y no le traicione, envía a Cupido con la misión de que Dido se enamore de Eneas. Dido había jurado mantenerse fiel a su difunto marido Siqueo, pero nada puede hacer alentada por su hermana Ana y rendida por la intervención de Cupido (que se sienta en su regazo adoptando la forma de Ascanio –hijo de Eneas– para poder clavarle sus flechas).



A instancias de Juno, Venus acuerda con ella propiciar que Dido y Eneas se casen y reinen juntos en Cartago. Juno así lo desea por el rencor que arrastra contra los troyanos desde el famoso Juicio de Paris y la Guerra de Troya (de este modo se vengaría consiguiendo que Eneas nunca llegue a fundar la que en el futuro sería la gloriosa estirpe romana). Venus, sabiendo cuál es el verdadero destino de su hijo, finge aceptar el trato para que los favores de Dido faciliten el reavituallamiento de la flota troyana.

Juno manipula entonces los acontecimientos para que en Cartago se organice una cacería, durante la cual desata una tormenta que obliga a Dido y a Eneas a cobijarse en una cueva. Esa noche yacen juntos, momento a partir del cual se solazan largamente en los placeres del amor. Ante el retraso que ello ocasiona, Júpiter envía a Mercurio para que le recuerde a Eneas que no son esos los designios del hado, sino que debe partir hacia Italia. El héroe, pese al dolor que le ocasiona, obedece la voluntad divina y deja Cartago.

Al verlo partir, Dido ordena levantar una gigantesca pira, donde hace disponer la espada del héroe, algunas ropas suyas que habían quedado en palacio y el tronco del árbol que custodiaba la entrada de la cueva donde se amaron por primera vez. Al amanecer sube a la pira y se hunde en el pecho la espada de Eneas. Antes de inmolarse, Dido exclama:



"Y vosotros, ¡oh Tirios! cebad vuestros odios en su hijo y en todo su futuro linaje; ofreced ese tributo a mis cenizas. Nunca haya amistad, nunca alianza entre los dos pueblos. Alzate de mis huesos, ¡oh vengador, destinado a perseguir con el fuego y el hierro a los advenedizos hijos de Dárdano! ¡Yo te ruego que ahora y siempre, y en cualquier ocasión en que haya fuerza bastante, lidien ambas naciones, playas contra playas, olas contra olas, armas contra armas, y que lidien también hasta sus últimos descendientes!"
[Eneida, Libro IV v. 642 ss. (Trad. Ochoa)] 

Según el poema así nace el odio de los cartagineses por Roma, que llevará a las guerras púnicas y anuncia a Aníbal (el vengador de Dido). Tras su muerte, su hermana Ana, quien había intentado disuadirla del suicidio, ordena entonces prender la pira funeraria.

El poeta Ovidio glosó el episodio en una (supuesta) epístola en sus célebres Heroidas, la VII (carta de Dido a Eneas), donde la fundadora de Cartago manifiesta su intención de suicidarse ante la partida y traición de Eneas.

En el posterior capítulo VI de la Eneida, cuando Eneas desciende al inframundo griego con ayuda de la Sibila de Cumas, la encuentra vagando por los Prados Asfódelos, entre los muertos por amor. Comprendiendo entonces que la reina había cometido suicidio a su partida, trata de explicarle con gran pesar que él no quería abandonarla, que los dioses habían labrado así su destino. Pero el fantasma de Dido parece no poder escucharle y continúa su absorto camino tras la sombra de Siqueo.

En otra versión, anterior a Virgilio, Eneas quiere realmente desposarla, pero Dido es todavía fiel al recuerdo del difunto Siqueo. Creyendo que si rechazaba a Eneas este tomaría represalias contra ella y su gente, acepta, pero el día de la boda, antes de celebrarla, Dido se hunde un puñal en el pecho.


El problema de Dido

La historia de la fundación de Cartago, con la ingeniosa argucia de delimitar una superficie mediante una cuerda formada por las tiras cortadas de una piel de buey, es el origen de un famoso problema matemático: hallar la forma de la mayor superficie que se puede delimitar con un perímetro de longitud dada. Este problema (engañosamente sencillo) junto a otros similares, son denominados: problemas de isoperímetro.


Fuentes: Wikipedia, Afm Elierf
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