jueves, 21 de noviembre de 2019

(4) Darío I, el Grande


REY AQUEMÉNIDA DE PERSIA

Darío I el Grande fue el tercer rey de la dinastía aqueménida de Persia desde el año 521 al 486 a. C., heredó el Imperio persa en su cénit; incluyendo los territorios iranios, Elam, Mesopotamia, Siria, Egipto, el norte de la India y las colonias griegas de Asia Menor.

Padre: Histaspes
Sucesor: Jerjes I
Nacimiento: Hacia 549 a. C.
Madre: Rodoguna
Fallecimiento: octubre de 487 a. C., Irán
Nombre completo: Darius I

Darío I el Grande (en persa antiguo: Dārayawuš, "aquel que apoya firmemente el Bien"; en persa moderno: داریوش Dâriûsh; en griego clásico; Δαρεῖος Dareîos) (549-486 a. C.) fue el tercer rey de la dinastía aqueménida de Persia desde el año 521 al 486 a. C., heredó el Imperio persa en su cénit; incluyendo los territorios iranios, Elam, Mesopotamia, Siria, Egipto, el norte de la India y las colonias griegas de Asia Menor. Según algunos autores el declive del Imperio persa comenzaría con el reinado de su hijo, Jerjes I.

Según el relato tradicional, basado en el historiador griego Heródoto, Darío ascendió al trono tras asesinar al usurpador Gaumata, o falso Esmerdis, con la ayuda de otros seis aristócratas persas, siendo coronado a la mañana siguiente. La inscripción de Behistún, mandada a realizar por Darío, confirma su participación en la captura y muerte del usurpador, un miembro de la tribu de los magos, de origen medo según ambas fuentes, pero no coincide completamente con el relato griego. El nuevo soberano tuvo que enfrentar numerosas revueltas desde el comienzo su reinado, sofocándolas con la ayuda de la nobleza aqueménida. También, amplió las fronteras del imperio conquistando Tracia y Macedonia, e invadiendo las tierras de los saces, una tribu escita que había luchado con los medos y eran considerados responsables de la muerte de Ciro II el Grande. Dirigió asimismo una expedición punitiva contra Atenas por la ayuda brindada por ésta a los griegos de Asia Menor durante la revuelta jónica.




Entre sus logros se destaca la reforma administrativa y financiera del Estado; dividió el territorio conquistado en satrapías, asignando su gestión a un poderoso gobernador, con amplios poderes, el sátrapa. Implantó un sistema monetario unificado, organizó los códigos legales tradicionales de Egipto, por lo que Diodoro Sículo le llamó "el último legislador de Egipto" e hizo del arameo el idioma administrativo de las regiones occidentales del imperio. También impulsó proyectos de construcción, en especial en Susa, Pasargada, Persépolis, Babilonia y Egipto. Entre los documentos primarios de su reinado se destaca la ya mencionada inscripción de Behistún, una autobiografía de gran valor para la historia y para el desciframiento de la escritura cuneiforme.

FUENTES PRIMARIAS

Darío dejó un relieve monumental trilingüe en el monte Behistún escrito en elamita, persa antiguo y acadio en algún momento entre su coronación y su muerte. La inscripción ofrece en primer lugar una breve autobiografía de Darío donde se menciona su ascendencia y su linaje. Para explicar su ascendencia, Darío ofrece una serie de sucesos que ocurrieron tras la muerte de Ciro II el Grande, justificando su legitimidad por la gracia de Ahura Mazda, el dios zoroástrico. También se han hallado otros textos y monumentos en Persépolis, Susa, Babilonia o Egipto; un fragmento de inscripción en persa antiguo procedente de Gherla (Rumania); y una carta de Darío a Gadates, preservada en un texto en griego de época romana.

JUVENTUD Y ASCENSO AL PODER

Fue hijo de Histaspes, gobernador de Partia bajo los reyes persas Ciro II y Cambises II. Su padre provenía de la dinastía Aqueménida persa, la misma a la que pertenecían Ciro II y Cambises II, quienes sin embargo no se tenían por tales, pues en los orígenes persas se la consideraba una alianza de tribus

Nació hacia el 549 a. C. y recibió una educación cortesana, como todos los hijos príncipes. Cambises II lo elevó a "portador de la lanza" personal, función en la que lo acompañó a su campaña contra los egipcios. Allí, hacia el año 522 a. C. Cambises II debió de recibir la noticia de la revuelta y alzamiento de su hermano, Esmerdis (en persa, Bardill) contra él en la capital Ecbatana, asentamiento originario persa.

Lo que había sucedido sigue siendo objeto de discusión. Se considera que Esmerdis había sido asesinado en secreto ya un año antes, con lo que Cambises sabía que un mago, Gaumata, habilitado como sustituto por él, estaba usurpando el poder. Pero según otras fuentes, fue Esmerdis quien realmente se levantó contra su hermano el rey.

En cualquier caso, Cambises partió inmediatamente de Egipto para sofocar la sublevación, pero murió en el camino, posiblemente en un accidente. Heródoto señala también la posibilidad de que se produjera un asesinato.

La reconstrucción de los hechos lleva mucho tiempo discutiéndose. La versión “oficial”, según Heródoto y el informe de los hechos de Darío es la siguiente. Darío decidió, según sus propias palabras, vengar a Cambises. Así que regresó a Persia y se ganó el apoyo de seis viejos amigos, colegas de educación cortesana, para preparar la caída del supuesto “falso Esmerdis”, que se llamaba Gaumata, hermano del gobernador de Oropastes.

En el fuerte de Sikayawautish, situado a las cercanías de Ecbatana lo encontró y lo asesinó. A continuación regresó con sus conspiradores a Persia, donde en Pasargada, la capital ceremonial del reino, se hizo coronar emperador como supuesto último descendiente de la línea aqueménida junto a su padre Histaspes y su abuelo Arsames, quienes abdicaron. Darío se consideró legítimo sucesor de Cambises. Sin embargo esta proclamación se encontró con la resistencia de una parte imperial, pues Gaumata había pertenecido a la clase noble superior y el pueblo apreciaba mucho por su generosa política fiscal.

Para continuar la legitimación de su poder se casó con la primogénita de Ciro, Atosa (en persa ‘‘Hutausa’’) y viuda de Cambises y de Gaumata. Quizá esperara que le alumbrara un varón, para regular las futuras pretensiones sucesorias. Ya tenía un hijo, pero de una mujer de ascendencia no aqueménida, la hija de Gobrias.

Hasta aquí la versión a grandes rasgos, presentada por Darío personalmente en la inscripción de Behistún. Mientras tanto, se han reforzado las dudas de los historiadores contemporáneos sobre el “Esmerdis falso”, cuestionado desde la antigüedad.​ Así hoy día se parte de que esta historia se divulgó en el campento de Darío para legitimar las circunstancias de su ascenso al trono. Probablemente de esa manera es también como la conoció y recontó Heródoto. Especialmente llamativo resulta que nadie parezca haberse enterado del fallecimiento del "auténtico Esmerdis". Esto resulta inverosímil, ya que Ciro le había asignado el gobierno de toda la parte oriental del Imperio.

Darío afirma en la inscripción de Behistun que Gaumata mantuvo engañado a su entorno durante meses, incluyendo a la propia esposa. Siendo escépticos con los poderes mágicos, resulta poco verosímil que alguien parecido a Esmerdis y que hablara como él fuera en realidad el tal Gaumata.




La mayoría de los investigadores creen unánimemente hoy que Darío solo era pariente lejano de Ciro II y Cambises II. Ciro se consideraba descendiente de Teispes y como tal se denominaba, no como aqueménida. Las posteriores modificaciones genealógicas con las que Darío lo convirtió en fundador dinástico aqueménida sirivieron evidentemente para consolidar sus propias pretensiones reales. Una supuesta inscripción de Ciro en Pasargada, en la que debía llamarse aqueménida, ha sido entretanto reconocida como falsificación del tiempo de Darío. En cualquier caso la alteración genealógica no tiene una repercusión decisiva, pues él también era un teispida (vid. infra Árbol genealógico).

Pero sin Aquemenes existía una mancha decisiva, que no podía trasmitirse a ningún mismo rey precedecesor en línea directa, ya que Ciaxares, probablemente depuso de sus funciones a Ariaramnes y le entregó su región de dominio a la otra línea teispida, la de Ciro I. Sin embargo, estos acontecimientos siguen en la oscuridad debido al mal estado de las fuentes.

ALTO GOBIERNO

Tras la coronación en Pasargada se mudó a Ecbatana, donde sufrió una serie de sublevaciones comenzando por Elam y Babilonia, encendidas por los seguidores de Gaumata (que en caso de haber sido muerto el "Esmerdis auténtico", se trataría de resistencia contra el usurpador Darío).

El levantamiento elamita pudo sofocarlo de raíz, al detenerse y ajusticiarse a su cabecilla Aschina en Susa.
En Babilonia se había coronado rey Nidintu-Bel con el nombre de Nabucodonosor III, pues supuestamente descendía de Nabucodonosor y del hijo de este, Nabónido. Darío llegó con un ejército a la ciudad y a los tres meses lo depuso y mató.
Mientras seguía allí, un hombre llamado Frada inició una nueva rebelión en Bactriana. El auténtico sátrapa de Bactriana permanecía sin embargo fiel a Darío y pudo expulsarlo al desierto de la actual Turkestán, donde sería después detenido y ejecutado.
Al mismo tiempo se levantó en Persia, la patria de los persas, un hombre, que también afirmaba ser Esmerdis.
Mientras tanto en Elam renacieron los disturbios y además también en Media, Partia, Asiria, Egipto, entre los satagidias y otra vez en Babilonia surgieron graves enfrentamientos y luchas.
Hacia finales del 522 a. C. casi todo el imperio persa se encontraba bajo algún tipo de insurrección. Darío pudo sin embargo confiar en un ejército local, dirigido por un círculo de confianza, así que en el trascurso de un año fueron las revueltas sofocadas con éxito.

En septiembre del 522 a. C. continuaron los levantamientos en Babilonia, que a excepción de una breve interrupción, perduraron hasta el 521 a.C.
En mayo de ese año se coronó otro nuevo rey babilónico Nabucodonosor IV, quien siete meses tras su predecesor, corrió la misma suerte.
A esto se refiere la declaración sobre el tiempo entre sus siete primeras operaciones militares. Tras asesinar a Gaumata derrotó a en total ocho “falsos reyes” según sus propias palabras. A finales del 521 a. C. reinaba de nuevo la paz en el imperio, solo la frontera septentrional seguía gravemente amenazada. En el 517 a. C. fue liberada también esta área y sometidos a tributo a sus habitantes, los escitas, victorias que pormenorizó en la inscripción de Behistún.




POLÍTICA EXTERIOR

Con los indios

Tras consolidar el dominio intrafronterizo, fue el momento de adelantarse a posibles amenazas desde la frontera oriental. Por lo que el área de los satagidas se anexionó definitivamente al imperio persa, cuyas tropas avanzaron hasta el valle del Indo, que pudo asimismo ser completamente avasallado. Especialmente valiosa para esta campaña de conquista demostró ser la región Gandhara, reconocidos como la tribu india más valiente y bajo dominio persa desde hacía mucho tiempo.

El valle del Indo no era solo políticamente interesante. En sus fértiles llanuras había muchas ciudades ricas y del río mismo se obtenía polvo áureo. Más lejos podía entonces establecerse comercio ilimitado con el interior subcontinental indio. Una impresión del interés comercial lo demostró el viaje de Escílax de Carianda, quien unos doscientos años antes había navegado la costa del golfo Pérsico desde Nearchos, para demostrar su utilidad para el comercio marítimo. Más tarde navegó también la península arábiga hasta Egipto.

Con los libios y los egipcios    

Al comienzo de su reinado, Egipto se había separado del imperio y costaría muchísimo reconquistarlo. En lo que desempeñó un papel significativo Ariandes, el sátrapa designado por Cambises. Darío visitó personalmente el territorio en el 518 a. C. Este acto significó la derrota definitiva de la disidencia y la consideración de la anexión egipcia en Persia. La meseta Cirenaica había sido sometida durante la campaña egipcia de Cambises, pero recuperaron la independencia durante los tumultos de los años 522 al 521. En una expedición extraordinariamente pérfida y brutal, Ariandes conquistó las ciudades de Cirene y Barka y ensanchó su satrapía hasta el golfo de Sidra. Tal como prueban las inscripciones persas, se encontraban también los habitantes no griegos de la Libia oriental bajo dominio persa.

Con los tracios y los escitas    

Es de suponer que pese al vasallaje, Darío seguía considerando a los escitas como una amenaza para la frontera septentrional imperial. Poblaban la región del mar de Aral hasta la actual Ucrania. Probablemente debían atacarlos y cercarlos desde su frontera occidental. Así, se envió una gran cantidad de reclutados ad hoc a preparar una campaña sobre el continente europeo. En Bizancio se destruyó un puente sobre el Bósforo, tal como documenta una inscripción encontrada en esa ciudad. El ejército se asentó sobre la orilla opuesta, la Tracia, y conquistó esta área para protegerse la retaguardia. Entonces avanzó por la costa del mar Negro y vadearon el Danubio en la región de los escitas, quienes emplearon la táctica de tierra quemada, obligándolos a retroceder. La frontera del Danubio se fortificó, protegiendo por lo tanto la Tracia. Mientras convertía sin embargo a los escitas en una amenaza continua para el resto de la historia imperial aqueménida.

Con los griegos    
Guerras médicas, Revuelta jónica

Con la campaña militar de los años 513 y 512 a. C. entraron por primera vez en contacto con los griegos desde las expediciones de Asia menor de Ciro. Si bien es cierto que muchas áreas coloniales griegas mediterráneas orientales se encontraban bajo dominio persa, esta tierra les atraía poquísimo. Tras la dominación de Tracia, durante la que de paso se avasalló también Macedonia, los griegos independientes confiaban en que perdieran pronto el interés. Atenas intentó prevenirlos, al aliárseles en el 506 a. C., mediante un pacto que los persas entendieron como un sometimiento formal. Aunque los griegos jónicos habitantes de las costas asiáticas menores disfrutaban de numerosos privilegios –entre otros, incluso la concesión de su propia satrapía– se alzaron en el 500 a. C. Los atenienses rompieron la alianza y enviaron apoyo militar. En el 499 a. C. ocuparon y destruyeron Sardes, la capital de la satrapía Lidia.El contraataque masivo persa alcanzó hasta Chipre.




El punto final de este levantamiento jónico se considera la toma y destrucción de Mileto en el 494 a. C., considerada la iniciadora de las revueltas. Y para prevenir futuros disturbios, se envió en el 492 a. C. una expedición de castigo, que sin embargo fracasó. Tracia y Macedonia, que se habían desprendido del imperio durante los levantamientos, fueron reconquistadas, pero la expedición contra Atenas fracasó al estrellarse la flota contra el monte Atos durante una tormenta.

Batalla de Maratón    

Dos años después se desarrolló una campaña militar contra Datis y Artafernes exitosa al principio. En el mar Egeo pudo intensificarse la hegemonía persa y Eretria quedó destruida. La marina persa atracó cerca de la llanura maratoniana, para disponer de un campo de batalla abierto contra los atenienses. La estrategia se cambió tras varios días y entonces planearon atacar Atenas directamente desde las naves. Y reembarcando en las trirremes los sorprendieron los atenienses bajo órdenes de Milciades y les destruyeron una parte de la armada. Entonces avanzaron a marchas forzadas hacia Atenas, para evitar una posible capitulación urbana. Filípides corrió sin parar hasta la ciudad para anunciar inmediatamente la victoria. Los persas, por su parte, se retiraron.

A esta batalla de Maratón se le ha concedido un significado histórico trascendental, representada como el éxito de la unión occidental libre frente al despotismo oriental. Mientras tanto, los historiadores argumentan sin embargo que los persas solo pretendían castigar la infidelidad ateniense a la alianza, y no avasallar el país.

El hijo de Darío, Jerjes I sería el primero en emprender una gran invasión a Grecia. Pese a los fracasos frente a Atenas, se consideraba la frontera oriental liberada, ya que la costa jónica se encontraba de nuevo bajo dominio persa.

MUERTE

Heródoto refiere que Darío se aprestó enseguida a preparar una nueva expedición contra Grecia, que dirigiría personalmente, pero fue interrumpida por una insurrección en Egipto en 486 a. C. Mientras se preparaba para intervenir, le sobrevino una enfermedad y murió en noviembre del mismo año. Fue inhumado en una tumba rupestre, que hizo construir en vida, en Naqsh-e Rostam.

Le sucedió su hijo Jerjes I a la cabeza del Imperio.
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Fuentes: Wikypedia, Afm Elierf 

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