Lucio Anneo Séneca (en latín, Lucius Annaeus Seneca; Corduba, 4 a. C.-Roma, 65 d. C.), llamado Séneca el Joven para distinguirlo de su padre, fue un filósofo, político, orador y escritor romano conocido por sus obras de carácter moralista. Hijo del orador Marco Anneo Séneca, fue cuestor, pretor y senador del Imperio romano durante los gobiernos de Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón, además de ministro, tutor y consejero del emperador Nerón.
Nombre de nacimiento: Lucio Anneo Séneca
Nombre nativo: Lucius Annaeus Seneca
Nacimiento: 4 a. C., Corduba
Fallecimiento: 12 de abril de 65jul, Roma
Causa de la muerte: Pérdida de sangre
Residencia: Roma
Nacionalidad: Antigua Roma
Padre: Marco Anneo Séneca
Cónyuge: Pompea Paulina
Ocupación: Dramaturgo, poeta, filósofo, aforista, estadista, político y escritor
Área: Ética y filosofía política
Cargos ocupados: Senador romano
Movimiento: Estoicismo
Obras notables: De la felicidad, Cartas a Lucilio
Séneca destacó como intelectual y como político. Consumado orador, fue una figura predominante de la política romana durante los reinados de Claudio y Nerón, siendo uno de los senadores más admirados, influyentes y respetados. Entre los años 54 y 62, durante los primeros años del reinado de su joven pupilo Nerón, Séneca gobernó de facto el Imperio romano junto con Sexto Afranio Burro. Esto le granjeó numerosos enemigos, y se vio obligado a retirarse de la primera línea política en el año 62. Acusado, posiblemente falsamente, de participar en la conjura de Pisón contra Nerón, su antiguo alumno lo condenó a muerte, y se suicidó en el año 65 d.C.
Como escritor, Séneca pasó a la historia como uno de los máximos representantes del estoicismo. Su obra constituye la principal fuente escrita de filosofía estoica que se ha conservado hasta la actualidad. Abarca tanto obras de teatro como diálogos filosóficos, tratados de filosofía natural, consolaciones y cartas. Usando un estilo marcadamente retórico, accesible y alejado de tecnicismos, delineó las principales características del estoicismo tardío, del que junto con Epícteto y Marco Aurelio está considerado su máximo exponente.
La influencia de Séneca en generaciones posteriores fue inmensa. Durante el Renacimiento fue "admirado y venerado como un oráculo de edificación moral, incluso Cristiana; un maestro de estilo literario y un modelo para las artes dramáticas."
ORÍGENES Y JUVENTUD
Su familia era oriunda de Corduba —actual Córdoba—, en la provincia de Bética en Hispania. La tradición ha situado su nacimiento en Corduba en torno al año 1 d.C. (se barajan tres posibles fechas para su nacimiento, los años 1, 4 y 5 d. C.).
El padre de Séneca, Marco Anneo Séneca, era un procurador imperial que se convirtió en un reconocido experto en retórica, y se casó con una joven noble nacida en Arjona (Jaén), Helvia. Además de Lucio, Marco tuvo otros dos hijos que a su manera también alcanzaron cierta relevancia. El primero, Novato, más conocido como Galión, fue el gobernador de Acaya que declinó ejercer su jurisdicción sobre San Pablo, y lo envió a Roma. El segundo, Mela, aunque menos ambicioso, fue un hábil financiero famoso por ser el padre del poeta Lucano,[9] quien, por ello, era sobrino de Lucio Séneca.
De la vida de Lucio Séneca previa al año 41 d. C. no se sabe gran cosa, y lo que se sabe es gracias a lo que el propio Séneca escribió. Sea como fuere, es claro que provenía de una familia distinguida, perteneciente a la más alta sociedad hispana en una época en que la provincia de Hispania estaba en pleno auge dentro del Imperio romano.
Parece ser que pasó los primeros años de su vida en Roma, bajo la protección de la hermanastra de su madre, su tía Marcia. Se afirma que en ese tiempo vivió con humildad en una habitación en el piso de arriba de un baño público, algo probablemente falso, ya que Marcia era una persona acaudalada. Durante este tiempo, parece que le fue enseñada la retórica y fue introducido en el estoicismo por el filósofo Atalo.
Marcia estaba casada con un équite (caballero) romano, quien en el año 16 fue nombrado gobernador de Egipto por el emperador Tiberio. Séneca acompañó al matrimonio a Alejandría, en Egipto, donde adquirió nociones de administración y finanzas, al tiempo que estudiaba la geografía y etnografía de Egipto y de la India, y desarrollaba su interés por las ciencias naturales, en las que, a decir de Plinio el Viejo, destacaría por sus conocimientos de geología, oceanografía y meteorología.
Por influjo de los cultos místicos orientales que había en Egipto, al principio demostró una cierta inclinación hacia el misticismo pitagórico enseñado por Sotión, un filósofo ecléctico-pitagórico, y por los cultos de Isis y Serapis, que por aquel entonces ganaban gran número de adeptos entre los romanos. No obstante, posteriormente se inclinó hacia el estoicismo, filosofía que adoptaría hasta el fin de sus días. Su formación, pues, fue muy variada, rica y abierta: además de formarse en Egipto, parece ser que ya en Roma había estudiado gramática, retórica y filosofía; es posible, además, que viajara en algún momento a Grecia, para continuar formándose en Atenas, algo muy común entre los patricios de su tiempo. Sea como fuere, dejó escrito haber estudiado con Sotión, con el estoico Atalo y con Papirio Fabiano. Más adelante, fue amigo íntimo del cínico Demetrio.
PRIMERA CARRERA POLÍTICA
Séneca siempre tuvo una salud enfermiza, especialmente debido al asma que padecía desde su infancia (véase Epístolas a Lucilio, LIV). Tanto es así que llegó a escribir que lo único que le impedía suicidarse era la incapacidad de su padre de soportar su pérdida.
En el año 31, Séneca volvió a Roma donde, a pesar de su mala salud, de su origen provinciano y del hecho de provenir de una familia comparativamente escasa en influencias, fue nombrado cuestor, con lo que inició así su cursus honorum, en el que pronto destacó por su estilo brillante de orador y escritor. Para cuando, en el año 37, el emperador Calígula sucedió a Tiberio, Séneca se había convertido en el principal orador del Senado y había levantado la envidia y los celos del nuevo y megalómano César, el cual, de acuerdo con el historiador Dión Casio, ordenó su ejecución. Según el mismo historiador, fue una mujer próxima al círculo más íntimo de Calígula la que consiguió que éste revocara la sentencia al convencer a Calígula de que Séneca, asmático y de notoria mala salud, padecía además tuberculosis y pronto moriría por sí mismo. A consecuencia de este incidente Séneca se retiró de la vida pública.
En el año 41, a la muerte de Calígula y con la entronización de Claudio, Séneca, que continuaba siendo una persona relevante dentro del estamento político romano, fue de nuevo condenado a muerte, si bien la pena se le conmutó por el destierro a Córcega. Las causas de esta condena se ignoran. La sentencia oficial lo acusaba de haber cometido adulterio con Julia Livila, hermana de Calígula, hecho bastante improbable. Más probablemente se ha apuntado que la esposa de Claudio, la célebre Valeria Mesalina, lo habría considerado peligroso ahora que Calígula había muerto. La entronización de Claudio se había producido con la oposición del Senado y Séneca, que debido a su prestigio como orador era probablemente uno de los senadores más influyentes, podría haber sido un enemigo político en potencia para Claudio.
EXILIO EN CÓRCEGA Y RETORNO A ROMA
Su exilio en Córcega duró ocho años. Durante ese tiempo escribió una consolatio o consolación a su madre Helvia, a raíz de la muerte de su padre Marco, que destaca por propugnar actitudes estoicas muy diferentes a las que, por ese mismo período, se muestran en la Consolación a Polibio, nombre de uno de los libertos imperiales de Claudio y que ostentaba un gran poder e influencia sobre el emperador. En esta carta, que probablemente nunca estuviera destinada a publicarse, se muestra abyectamente adulador y busca el perdón imperial.
El destierro duró hasta el año 49 cuando, tras la caída de Mesalina, la nueva esposa de Claudio, la también célebre Agripina la Menor, consiguió rehabilitarlo. Se le llamó a Roma y, por indicación de Agripina, se le nombró pretor en la ciudad. Su ascenso no acabó ahí, pues en el año 51, a instancias de nuevo de Agripina, se le nombró tutor del joven Lucio Domicio Ahenobarbo, futuro Nerón, hijo de un matrimonio anterior de Agripina. Tan drástico cambio en su suerte se debió, según el historiador Tácito, a que esta, aparte de buscar un tutor ilustre para su hijo, creía que la fama de Séneca haría más popular a la familia imperial; un Séneca agradecido y obligado a ella serviría además como un importante aliado y un sabio consejero en los planes de alcanzar el poder que albergaba para su hijo Nerón.
En el año 54, el emperador Claudio murió (según la mayoría de las fuentes históricas, envenenado por la propia Agripina) y su hijastro Nerón subió al poder. Aunque no hay evidencia alguna de que Séneca estuviera involucrado en el asesinato de Claudio, sí que se mofó del viejo emperador en su obra satírica intitulada Apocolocyntosis divi Claudii («Calabacificación del divino Claudio»), en la que éste, tras ser deificado, termina, tras una serie de vicisitudes, como un mero burócrata en el Hades. Con la subida al poder del joven Nerón, que por aquel entonces contaba con 17 años, Séneca fue nombrado consejero político y ministro junto a un austero oficial militar llamado Sexto Afranio Burro.
GOBIERNO DEL IMPERIO ROMANO
Durante los ocho años siguientes, Séneca y Burro, a quienes todos los historiadores romanos consideraron las personas de mayor valía e ilustración del entorno de Nerón, gobernaron de facto el imperio romano. Dicho período destacaría, a decir del propio emperador Trajano, por ser uno de los períodos de «mejor y más justo gobierno de toda la época imperial». Su política, basada en compromiso y diplomacia más que en innovaciones e idealismo, fue modesta pero eficiente: se trató en todo momento de refrenar los excesos del joven Nerón, al tiempo que evitaban depositar gran poder real en manos de Agripina. Así, mientras Nerón se dedicaba, siguiendo las instrucciones de Séneca, a un ocio moralmente «aceptable», Séneca y Burro se hicieron con el poder, en el que promovieron una serie de reformas legales y financieras, como la reducción de los impuestos indirectos; persiguieron la concusión, es decir, la corrupción de los gobernadores provinciales; llevaron a cabo una exitosa guerra en Armenia a las órdenes de Corbulón, que instituyó el protectorado romano en aquel país y se mostró, a la larga, fundamental para la salvaguarda de la frontera oriental del imperio; se enviaron, a instancias de Séneca, expediciones para dar con las fuentes del río Nilo... Vale notar que ni Burro ni Séneca ocuparon, durante este período, cargo institucional alguno, más allá del de senadores, por lo que ejercieron el poder desde detrás del solio imperial, como meros validos y consejeros del joven César, que al parecer tenía en alta estima a su tutor.
Sin embargo, conforme Nerón fue creciendo, comenzó a desembarazarse de la «benigna» influencia de Séneca, de tal forma que, al mismo tiempo que el ejercicio del poder iba desgastando al filósofo, comenzaba a perder influencia sobre su pupilo Nerón. Aprovechando la pérdida de influencia y el desgaste de Séneca, en el año 58 Publio Sulio Rufo, un consejero del joven Nerón, llegó a acusarlo (absurdamente según Tácito) de acostarse con Agripina, con lo que dio origen a una campaña de desprestigio en la que el filósofo fue acusado de crímenes tan peregrinos como el de deplorar el tiránico régimen imperial, extravagancia en sus banquetes, hipocresía y adulación en sus escritos –fue en este momento cuando salió a la luz la carta al liberto Polibio–, usura, y, sobre todo, excesiva riqueza. De hecho, la riqueza de Séneca en este período alcanzó la categoría de proverbial, cuando el poeta Juvenal habla de los grandes jardines del inmensamente rico Séneca. Es probable que la inmensa riqueza del filósofo propiciara su caída frente a Nerón, el cual no toleraría que un particular pudiera hacerle sombra en ese aspecto.
Fuentes: Wikipedia, Afm Elierf
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