viernes, 22 de noviembre de 2019

(12C) Aníbal Barca: Parte III y última


LAS GRANDES BATALLAS

BATALLA DEL TESINO    

Publio Cornelio Escipión, cónsul que dirigía las fuerzas romanas destinadas a interceptar a Aníbal, no esperaba que el general cartaginés intentara cruzar los Alpes. Los romanos estaban preparándose para enfrentarse a él en la península ibérica. Tras fallar Escipión en su intento de interceptarlo junto al Ródano, despachó a Hispania a su hermano Cneo con la mayor parte de su ejército consular mientras que él con un destacamento reducido, se dirigió a Pisa (Etruria), desembarcando allí y uniéndose al ejército de los pretores en la Galia, Lucio Manlio Vulsón y Cayo Atilio Serrano. Las decisiones y movimientos rápidos le permitieron llegar a Placentia a tiempo para alcanzar a Aníbal.

Tras completar el cruce de la cordillera alpina con las tropas diezmadas, y después de haber logrado someter a la tribu de los Taurinos, Aníbal y su ejército avanzaron hacia el Este y se encontraron con el ejército romano de la Galia junto al río Tesino. La batalla del Ticino, una simple escaramuza entre la caballería romana liderada por el cónsul Publio Cornelio Escipión y la caballería cartaginesa, puso de manifiesto por primera vez en suelo itálico las cualidades militares de Aníbal. El general púnico empleó a su caballería ligera, los númidas, para flanquear a las fuerzas romanas, mientras su caballería pesada hispana chocaba frontalmente contra los jinetes galos aliados de los romanos, los vélites y el resto de caballería italo-romana. El cónsul fue herido y salvado por un esclavo de origen ligur, aunque según otras fuentes su salvador fue su hijo de diecisiete años, Escipión, que posteriormente recibiría el sobrenombre de «el Africano» por la victoria decisiva sobre Aníbal en Zama. Tras retirarse a su campamento, los romanos abandonaron el área del Ticino y acamparon en las cercanías del río Po junto a la colonia de Placentia, en Emilia-Romaña. Gracias a la superioridad de su caballería, Aníbal había obligado a los romanos a evacuar la llanura de Lombardía.

BATALLA DEL TREVIA

Antes de que la noticia de la derrota del Ticino llegara a Roma, el Senado ordenó al cónsul Tiberio Sempronio Longo traer sus tropas de Sicilia, para reunirse con Escipión y enfrentarse a Aníbal.

Aunque no constituía más que una victoria menor, el resultado del encuentro junto al Ticino incitó a los galos y a los ligures a unirse a los cartagineses, lo que aumentó el tamaño del ejército púnico a 40.000 hombres, de los cuales 14.000 eran galos. Publio Cornelio Escipión, gravemente herido y ante la deserción de algunos de los galos alistados junto a los romanos, se retiró a las tierras altas junto al río Trebia para establecer un nuevo campamento, y salvaguardar de este modo su ejército. Allí esperó la llegada del ejército consular de Tiberio Sempronio Longo, que había partido de Sicilia para reforzar a su colega.

Aníbal, gracias a sus hábiles maniobras, estaba en posición de contrarrestar a Sempronio, pues controlaba la carretera que iba de Placentia a Ariminum, que el cónsul debía seguir si quería unirse a Escipión. Aprovechando la situación, Aníbal tomó por traición Clastidium, actual Casteggio, en Lombardía —donde halló grandes cantidades de suministros para sus hombres. No obstante, este éxito no fue completo, pues, aprovechando la distracción del cartaginés, Sempronio avanzó y logró unirse a Escipión, acampado junto al río Trebia, cerca de Placentia. Apenas llegó Sempronio a la zona, su caballería tuvo una refriega favorable con los forrajeadores púnicos que le hizo ganar confianza.

El día del solsticio de invierno del 218 a. C., tras acosar su campamento con su caballería númida, Aníbal logró que sus enemigos presentasen batalla. El día antes había emboscado a su hermano Magón con efectivos de infantería y caballería en una zona arbustiva cercana a la escena de la batalla. La Batalla del Trebia tuvo su inicio cuando el ejército romano cruzó el río y chocó contra los efectivos cartagineses. La caballería púnica junto a los elefantes y los hostigadores baleares, se concentró en el acoso de las alas romanas, poniendo en fuga a la caballería enemiga. Fuertemente presionados en las alas, se vieron atacados además por la espalda por los efectivos de Magón que estaban emboscados. Rodeados por todas partes, el centro de la infantería romana consiguió abrirse paso a su frente a través de los galos e hispanos que integraban el centro de la línea cartaginesa. De este modo logró escapar una parte de los efectivos romanos. De nuevo Aníbal había logrado una 
importante victoria, esta vez tras enfrentarse a dos ejércitos romanos mandados por los dos cónsules.


BATALLA DEL LAGO TRASIMENO

Tras las victorias del Ticino y del Trebia, los cartagineses se retiraron a Bolonia,  para después continuar su marcha sobre Roma. Después de haber asegurado su posición en el Norte de Italia gracias a sus victorias, Aníbal trasladó sus cuarteles de invierno al territorio de los galos, cuyo apoyo parecía estar disminuyendo. En la primavera del 217 a. C., el general cartaginés decidió establecer una base de operaciones más segura, situada al sur. Pensando que Aníbal estaba decidido a seguir avanzando sobre Roma, Cneo Servilio Gémino y Cayo Flaminio Nepote, los nuevos cónsules, movilizaron a sus ejércitos a fin de bloquear las rutas del este y del oeste, las cuales podían ser tomadas por Aníbal para marchar sobre Roma. La otra ruta que atravesaba Italia central se encontraba en la desembocadura del Arno. Este itinerario pasaba por una gran marisma que estaba sumergida más de lo habitual en ese período del año y, aunque Aníbal sabía que esta ruta era la más complicada, también era consciente de que constituía la vía más segura y más rápida hacia el centro de Italia. Como el historiador Polibio indica, los hombres de Aníbal marcharon cuatro días y tres noches sobre «una ruta que estaba bajo las aguas» y sufrieron una terrible fatiga acusada además por la falta de sueño.

El general atravesó los Apeninos y el Arno, presuntamente invadeable, sin oposición. No obstante, en los pantanos que había en las llanuras, Aníbal perdió gran parte de sus fuerzas y, al parecer, a sus últimos elefantes. A su llegada a Etruria (la actual Toscana), Aníbal decidió atraer al ejército principal romano, mandado por Flaminio, a una batalla campal, devastando ante sus propios ojos el territorio que se suponía debía proteger. Tal y como Polibio escribe:

Él (Aníbal) calculó que si rodeaba el campo e irrumpía en el territorio de más allá, Tito Quincio Flaminio (en parte por temor a los reproches populares y en parte a causa de su propia irritación) sería incapaz de soportar pasivamente la devastación del país, y le seguiría espontáneamente... ofreciéndole así ocasiones para atacarle.

Al mismo tiempo, Aníbal intentaba romper los lazos de Roma con sus aliados, mostrándoles que Flaminio era incapaz de protegerles. A pesar de ello, Flaminio permaneció en Arretium sin mover un dedo. Incapaz de arrastrar a Flaminio a una batalla, Aníbal decidió marchar con fuerza contra el flanco izquierdo de su adversario, bloqueando su retirada a Roma. Esta maniobra se reconoce como el primer movimiento envolvente de la historia.


Aníbal emprendió posteriormente la persecución de Flaminio, a través de las colinas de Etruria. El 21 de junio, le sorprendió en un desfiladero en la ribera del Lago Trasimeno. En la batalla que se produjo, Aníbal destruyó completamente su ejército entre la colinas y la orilla del lago. 15.000 romanos murieron y 10.000 más fueron apresados. Un grupo de 5.000 que pudo abrirse paso entre las líneas cartaginesas, fue finalmente rodeado en una colina vecina por la caballería púnica mandada por Maharbal y aceptó rendirse a cambio de su libertad. Aníbal no reconoció a su subordinado autoridad para tomar tal decisión e igualmente dejó como prisioneros a estos últimos rendidos. 

BATALLA DE LOS PANTANOS DE PLESTIA

Dos días después, prosiguió su camino hacia el este atravesando Umbría. Junto a la zona pantanosa de Plestia, existía un contingente romano de 8.000 hombres venidos de la misma Roma de acuerdo a Apiano, mandados por el pretor Cayo Centenio. Ordenó a su caballería bajo mando de Maharbal dar un rodeo a la posición de bloqueo que ocupaban las tropas romanas, y entonces las atacó frontalmente con su infantería y por la espalda con sus jinetes, eliminando a esta fuerza terrestre que se oponía a su avance sobre Roma, matando además a su jefe. Polibio y Livio defienden que esta fuerza romana estaba compuesta sólo por 4.000 jinetes y en realidad se trataba de la caballería del ejército consular de Servilio Gémino que, desconociendo lo ocurrido en Trasimeno, la había mandado en avanzada para auxiliar a su colega Flaminio. Este número de 4.000 no coincide con la caballería de un ejército consular, por lo que la posibilidad de que fuese un contingente enviado desde Roma (al igual que en 207 a.C. fueron enviadas las dos legiones urbanas a bloquear el paso del río Nar en las cercanías de Narni cuando Asdrúbal Barca se acercaba a la costa adriática), resulta verosímil.

Tras este enfrentamiento se dirigió contra Spoletium, siendo rechazado su intento de asalto junto a una de las puertas de la ciudad, que hoy día conserva el nombre de "Porta Fuga" en recuerdo de estos hechos y su torre adyacente "Torre Oleum" por suponerse que arrojaron aceite hirviendo desde ella a los atacantes. Prosiguió entonces hasta Narnia donde el puente sobre el Nar estaba cortado, y tras arrasar la comarca se dirigió hacia Piceno atravesando Umbría. Pese a su victoria, Aníbal, era consciente de que sin máquinas de asedio no podría tomar la capital, y teniendo cortado el puente para atravesar el río Nar y previsiblemente el resto de cauces que se encontrase hasta Roma, era preferible explotar su victoria desplazándose a la costa adriática de Italia, asolando territorios y campiñas y alentando una rebelión general contra el poder de la ciudad eterna. No en vano, después de Trasimeno, Aníbal había anunciado a sus prisioneros itálicos:

"No he venido a luchar contra los italianos, sino a combatir a Roma en el nombre de los italianos." 


Tras estas dos derrotas seguidas en Trasimeno y Plestia, los romanos decidieron nombrar a Fabio Cunctator —«el que retrasa»— como dictador. Separándose de la tradición militar romana, Fabio optó por emplear una nueva estrategia, que pasaría a la historia como la Estrategia Fabiana, que consistía en rechazar una batalla frontal contra su adversario mientras disponía varios ejércitos a su alrededor a fin de acosar a sus forrajeadores y limitar sus movimientos.

BATALLA DEL AGER FALERNUS

Tras atravesar territorio picentino, marrucino y frentano, el ejército cartaginés llegó al norte de Apulia, devastando cuanto se encontraba a su paso. A esa última zona llegó el ejército romano bajo mando de Fabio tras ser reconstruido con los efectivos del ejército consular de Servilio Gémino y con los recién alistados para sustituir a los perdidos en Trasimeno. Sin conseguir que Fabio cayera en sus provocaciones, Aníbal decidió atravesar el Samnio, tomando Telesia y llegando a Campania, una de las más ricas y fértiles regiones de Italia, con la esperanza de que la devastación del territorio presionara al dictador a entrar en batalla. Este último, no obstante, decidió continuar siguiendo a Aníbal pero sin entrar en combate con el cartaginés, cada vez más a la defensiva. A pesar de su éxito, la estrategia fabiana era muy impopular entre los romanos, que la consideraban cobarde. Aníbal entró en el distrito del Ager Falernus, situado entre Cales, el paso de Tarracina y el río Volturno. Allí comenzó su devastación pero Fabio logró bloquearle asegurando todos los pasos que permitían la salida de la región. Con el objetivo de contrarrestar el movimiento de Fabio, Aníbal engañó a los romanos con una estratagema consistente en poner teas ardiendo en los cuernos de los bueyes y lanzarlos en plena noche en estampida sobre la zona en la que pretendía que los romanos creyesen que intentaba romper el cerco. Estos acudieron a tratar de cerrar ese punto mientras él escapaba por uno de los pasos que los romanos abandonaron para acudir al lugar del engaño. Aníbal y su ejército atravesaron un desfiladero sin oposición. Estos acontecimientos constituyen la llamada Batalla del Ager Falernus. De allí se dirigió hacia el norte de Apulia atravesando los Apeninos por el Samnio. El cuestionado dictador decidió continuar con su estrategia y le persiguió. Ese invierno, Aníbal estableció sus cuarteles en la región de Larino en la zona limítrofe entre el Samnio y el norte de Apulia. El exitoso modo en que Aníbal desplazó a su ejército en tan apurada situación ha sido calificado por Adrian Goldsworthy como «un movimiento clásico de la historia militar antigua que encuentra su lugar en todas las narrativas bélicas y que se ha empleado en los manuales militares ulteriores».

BATALLA DE GERONIO

Aníbal tomó la ciudad de Geronium y estableció allí su base de operaciones. Fabio estableció su campamento 30 kilómetros al sur, en la ciudad de Larinum, aunque fue llamado poco después a Roma para atender unos oficios religiosos.

En ausencia de Fabio, Marco Minucio Rufo, el magister equitum, asumió el mando de las tropas y decidió acercar su posición a la de los cartagineses. Estos a su vez establecieron un segundo campamento de avanzada cerca del ocupado por los romanos, mientras mantenían el que originalmente tenían en Geronio. En un osado movimiento Minucio Rufo lanzó a su caballería e infantería ligera contra las tropas púnicas que forrajeaban en la zona, mientras con su infantería pesada se acercó al campamento de avanzada cartaginés. Debido a que había dejado su campamento de Geronio sin guarnición, y que este era además donde guardaba su tren logístico, Aníbal decidió abandonar el campamento de avanzada y volver al de Geronio. El magister equitum había conseguido infligir numerosas bajas a los forrajeadores cartagineses, obligándoles además a abandonar uno de sus campamentos. Este hecho tuvo una gran repercusión en Roma. El Senado, impaciente con Fabio Máximo, cuyo prestigio había sufrido un duro golpe tras el movimiento de Aníbal en el Ager Falernus, promulgó una ley que equiparaba el rango de Minucio Rufo al del Cunctator, coexistiendo así dos dictadores por primera vez en la historia romana. A resultas de esto el ejército romano quedó dividido en dos, ejerciendo el mando de uno de ellos Fabio y del otro Minucio.


Aníbal, sabiendo dichos hechos, tendió una trampa a Minucio frente a la ciudad de Geronium. Según cuenta Plutarco, «el terreno frente a la ciudad era llano, no obstante, tenía algunas acequias y cuevas»,[90]​ que ocupó la noche anterior con 5.000 soldados y 500 jinetes. La mañana siguiente, envió una partida de forrajeadores a la vista del campamento de Minucio, quien inmediatamente atacó con tropas ligeras. Aníbal reforzó a los escaramuzadores y lanzó entonces a la caballería, que Minucio hubo de contrarrestar con la propia. Cuando la caballería italiana fue derrotada, Minucio formó a todas sus legiones en orden de combate y descendió al valle. El general púnico esperó a que hubiera cruzado el valle y entonces dio la orden a sus tropas emboscadas, que atacaron los flancos y la retaguardia de la formación romana. El ejército de Marco Minucio se batió en retirada, perseguido por los jinetes ligeros de Numidia, y habría sido casi totalmente aniquilado de no ser por la intervención de Fabio Máximo quien con la aparición de su ejército, puso en fuga a los púnicos. Tras la Batalla de Geronium, Minucio renunció a su cargo y puso sus legiones bajo el mando del "escudo de Roma". Finalizados los seis meses de Dictadura de Fabio, el ejército romano pasó de nuevo a manos del cónsul Servilio Gémino y del cónsul sufecto Marco Atilio Régulo, nombrado en sustitución del fallecido Flaminio. Estos prosiguieron con la estrategia fabiana los escasos dos meses que quedaban hasta agotar su mandato y ya en calidad de procónsules, durante los primeros meses del siguiente consulado de 216 a.C. mientras los nuevos cónsules elegidos por los ciudadanos romanos,​ Lucio Emilio Paulo y Cayo Terencio Varrón, reclutaban tropas y despachaban asuntos en Roma.
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Fin de la Tercera y Última Parte 

Fuentes: Wikipedia, Afm Elierf

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