jueves, 21 de noviembre de 2019

(2C) Pericles, general de Atenas: Parte III


PERICLES DIRIGE ATENAS

El asesinato de Efialtes en el año 461 a. C.preparó el camino para que Pericles consolidara su autoridad. A falta de una oposición fuerte tras la expulsión de Cimón, el indiscutible líder del partido republicano se convirtió en el gobernante de Atenas. Se mantuvo en el poder casi de forma ininterrumpida hasta su muerte en el otoño (septiembre a diciembre) del año 429 a. C.. Según el historiador Tucídides, Pericles, que poseía gran autoridad por su prestigio e inteligencia y era inaccesible manifiestamente al soborno, contenía a la multitud sin quitarle libertad, y la gobernaba en mayor medida que era gobernado por ella; y esto, debido a que no hablaba de acuerdo con su capricho para buscarse influencia por medios indignos, sino que, gracias a su sentido del honor, llegaba a oponerse a la multitud. Así pues, cuando se daba cuenta de que los atenienses ensoberbecidos tenían una confianza injustificada, con sus palabras los contenía, atemorizándolos, y cuando sin razón temían, les devolvía la confianza. Y era aquello oficialmente una democracia; pero, en realidad, un gobierno del primer ciudadano.




PRIMERA GUERRA DEL PELOPONESO

"Nuestra política no copia las leyes de los países vecinos, sino que somos la imagen que otros imitan. Se llama democracia, porque no solo unos pocos sino unos muchos pueden gobernar. Si observamos las leyes, aportan justicia por igual a todos en sus disputas privadas; por el nivel social, el avance en la vida pública depende de la reputación y la capacidad, no estando permitido que las consideraciones de clase interfieran con el mérito. Tampoco la pobreza interfiere, puesto que si un hombre puede servir al estado, no se le rechaza por la oscuridad de su condición."

[Discurso fúnebre de Pericles tal y como lo recogió Tucídides (II, 37)]




Pericles llevó a cabo sus primeras expediciones militares durante la Primera Guerra del Peloponeso, que fue provocada en parte por la alianza ateniense con Megara y Argos, y la subsiguiente reacción de Esparta. En el año 454 a. C. atacó Sición y Acarnania. Luego intentó sin éxito tomar Oeniadea, en el golfo de Corinto, antes de regresar a Atenas. En 451 a. C., Cimón se dice que volvió del exilio y que negoció una tregua de cinco años con Esparta tras una propuesta de Pericles, lo cual indica un cambio en la estrategia política de Pericles. Pericles pudo haberse dado cuenta de la importancia de la contribución de Cimón durante los conflictos contra los peloponesios y los persas. Anthony J. Podlecki argumenta, sin embargo, que ese cambio de postura de Pericles fue un invento de los historiadores antiguos para fortalecer una visión tendenciosa de su carácter.
Plutarco subraya que Cimón consiguió un acuerdo para compartir el poder con sus oponentes, según el cual Pericles se encargaría de los asuntos internos y Cimón sería el líder del ejército de Atenas que se encontraba en campaña. Si realmente fue así, este acuerdo habría supuesto una concesión por parte de Pericles en el hecho de que no era un gran estratega. Kagan opina que Cimón se adaptó a las nuevas condiciones y llevó a cabo un matrimonio político entre los liberales de Pericles y los conservadores.
A mediados de la década de 450 a. C. los atenienses lanzaron un ataque fallido para ayudar a la revuelta egipcia contra Persia, que llevó a un prolongado asedio de una fortaleza persa situada en el delta del Nilo. La campaña culminó con un desastre a gran escala: las fuerzas de asedio fueron derrotadas y destruidas. En 451-450 a. C. los atenienses mandaron tropas a Chipre. Cimón derrotó a los persas en la Batalla de Salamina, pero murió de enfermedad en el año 449 a. C. Se dice que Pericles comenzó ambas expediciones en Egipto y Chipre, aunque algunos investigadores, como por ejemplo Karl Julius Beloch, argumentan que el envío de una flota de tal magnitud está más de acuerdo con el espíritu de la política de Cimón.




Para complicar aún más el relato de este período tan complejo, se añade la controversia sobre la Paz de Calias, que supuestamente terminó con las hostilidades entre griegos y persas. La misma existencia de este tratado está muy discutida, y los detalles de la negociación son también ambiguos. Ernst Badian cree que la paz entre Atenas y Persia se ratificó por primera vez en el año 463 a. C.(haciendo que las intervenciones atenienses en Egipto y Chipre fuesen violaciones del tratado), y renegociado a la conclusión de la campaña en Chipre, tomando fuerza de nuevo entre los años 450 y 449 a. C., como resultado del cálculo estratégico de Pericles de que el conflicto con Persia estaba debilitando la posibilidad ateniense de esparcir su influencia en Grecia y el Egeo. Kagan cree que Pericles usó a Calias, un cuñado de Cimón, como símbolo de unidad, y que le empleó en varias ocasiones para negociar acuerdos importantes.
En la primavera de 449 a. C., Pericles propuso el Decreto de Congreso, que llevó a una reunión (congreso) de todos los estados griegos para considerar la cuestión de reconstrucción de los templos destruidos por los persas. El congreso no tuvo éxito por culpa de Esparta, pero las verdaderas intenciones de Pericles todavía no están claras. Algunos historiadores piensan que quería promover una especie de confederación con la participación de todas las ciudades griegas, y otros que quería fomentar la preeminencia ateniense. De acuerdo al historiador Terry Buckley, el objetivo del Decreto de Congreso era un nuevo mandato para la Liga de Delos y para la recaudación de phoros (impuestos).
Sin embargo, la admiración de las eras actuales y de las que nos sucedan recaerá sobre nosotros, dado que no hemos dejado nuestro poder sin testigos, y lo hemos mostrado mediante numerosas pruebas; y más allá de necesitar a Homero para nuestro panegírico, o de alguno cuyos versos pudieran lucir durante un momento para dar la impresión de que se derretirían al contacto con los hechos, hemos obligado a todos los mares y tierras a ser la carretera de nuestro atrevimiento, y en todas partes, ya sea para bien o para mal, hemos dejado monumentos imperecederos a nuestras espaldas.
Discurso fúnebre de Pericles tal y como lo recogió Tucídides (II, 41).




Durante la Segunda Guerra Sagrada, Pericles dirigió a la armada ateniense contra Delfos y reinstauró a Fócida en sus derechos soberanos sobre el oráculo. En 447 a. C. Pericles se involucró en la campaña por la cual se le admira más, la expulsión de los bárbaros de la península tracia de Gallípolli, con el fin de establecer colonos atenienses en la región. Para entonces, sin embargo, Atenas se encontraba seriamente amenazada por una serie de revueltas entre sus aliados (o, para ser más exactos, sus subordinados). En 447 a. C. los oligarcas de Tebas conspiraron contra la facción democrática. Los atenienses demandaron su rendición inmediata pero, tras la Batalla de Coronea de ese año, Pericles se vio obligado a admitir la pérdida de Beocia con el fin de recuperar a los prisioneros atenienses tomados en esa batalla. Con Beocia en manos hostiles, Fócida y Lócrida eran incontrolables y poco a poco fueron cayendo en manos de los oligarcas enemigos. En 446 a. C. se produjo un levantamiento aún más peligroso: Eubea y Megara se levantaron en armas. Pericles cruzó hasta Eubea con sus tropas, pero fue obligado a volver cuando un ejército espartano invadió Ática. Mediante sobornos y negociaciones, Pericles logró ahuyentar el peligro inminente, y los espartanos volvieron a su ciudad. Cuando Pericles fue investigado más tarde por la utilización de dinero público no pudo justificarse suficientemente un gasto de 10 talentos, dado que los documentos oficiales solo se referían a que ese dinero fue utilizado para «un muy serio propósito». En cualquier caso, el «serio propósito» (el soborno) era tan obvio que los auditores aprobaron el gasto sin nombrarlo oficialmente y sin ni siquiera investigarlo en profundidad. Una vez que la amenaza espartana fue eliminada, Pericles cruzó de nuevo a Eubea para aplastar la revuelta. Infligió un severo castigo a los propietarios de tierras en Calcis, que perdieron sus propiedades. Los habitantes de Histiea, por su parte, que habían masacrado a la tripulación de un trirremeateniense, fueron desarraigados y sustituidos por 2000 colonos de Atenas. La crisis terminó oficialmente con la Paz de los Treinta Años (invierno de 446 a. C. - 445 a. C.), en la cual Atenas renunciaba a una buena parte de sus posesiones e intereses en el interior de Grecia que había ido adquiriendo desde 460 a. C., y tanto Atenas como Esparta acordaban no intentar conquistar ninguno de los estados aliados del otro.



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Fin de la Tercera Parte (3C)

Fuentes: Wikipedia, Afm

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